¡Aló!, ¿En que puedo ayudarle?
La canción dice: "Todo el mundo cabe en el teléfono". Pero... ¿Qué ocurre cuando el aparato comunicador debe ponerse EN ESPERA? Muchos hemos sido víctimas del flagelo de la atención interrumpida de manos de una recepcionista, secretaria(o) o la persona encargada de dar indicaciones. El ejemplo es fácil: Usted llega a un mostrador, da “Buen día” y nadie responde, con su vista busca la atención de alguien y no hay retorno, usa un cordial “Por favor”, y nada, todo el mundo pegado al teléfono. Cuando al fin alguien se digna a percatarse de su existencia, por supuesto, suena otro timbre y no queda otro camino que seguir allí inadvertido, transparente, inexistente. Las personas encargadas de la atención al público deben comprender la máxima de las relaciones interpersonales: Nunca la persona tras el teléfono es más importante que quien tienes frente a ti. No importa si el llamante es el dueño de la empresa, tu visitante se tomó la molestia de venir, llegar, entrar y estar frente a ti ansioso de una respuesta. Esa otra persona que solo usa la tecnología puede esperar, debe esperar. Esta situación se repite a diario a todos los niveles, pero quizá cobre mayor intensidad en las dependencias gubernamentales por el nivel de desorganización y desinterés de parte de los prestadores de servicio. Ojo no es algo exclusivo de los entes públicos, en innumerables oficinas privadas hemos gastado la vida esperando la misericordia de algún(a) recepcionista que conversa tendidamente acerca de compras por catálogos, la fiesta de la noche anterior o las pompis de Chiquinquirá Delgado ante la mirada incisiva de algún visitante que luego de largos minutos, con sobradas razones, pierde la cortesía mucho antes que la paciencia. Como prestadores de servicio debemos aprender a ponernos en los pies de los demás, recrear la vista del otro lado del mostrador y más que nada valorar y respetar el tiempo ajeno como si fuese el propio. La calidad de nuestro desempeño y el éxito de las organizaciones se basa en detalles que machando al unísono construyen solidas relaciones tanto cuerpo a cuerpo como a distancia. Mantengamos alejado un poco más el auricular y con una gran sonrisa digamos: Bienvenido, feliz día. ¿En qué puedo ayudarle?
...Así pienso
Gianfranco Colaberardino
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