Salo: el restaurante más asqueroso del mundo
Un restaurante inaugurado en Ucrania propone un menú insólito. Sólo para valientes.
¿Te animarías a comer grasa de cerdo pura?
Mientras en España lloran el cierre definitivo del restaurante más prestigiosos del catalán El Bulli, en Europa del Este hace furor un restó que nada tiene que ver con la cocina molecular: se llama Salo y lo que sirve es, nada más y nada menos que grasa de cerdo pura.
Se trata de un plato típico de Ucrania, que tiene distintas variantes: viene frito, ahumado o crudo, y generalmente se le agrega sal, paprika y vodka. Pero lo más interesante no es el plato emblemático de la casa, al que el restaurante debe su nombre, sino su presentación.
Los chefs tallan meticulosamente la grasa blanca y densa hasta lograr pequeñas esculturas kitch. La más popular es un imponente pene que recrea hasta en el más mínimo detalle el miembro del David de Miguel Angel. Zamparse con cuchara la sugerente delicatessen cuesta unos 27 dólares. Otra favorita es la oreja de Van Gogh, una reproducción anatómica bastante lograda, según afirman los entusiasmados comensales.
Para cerrar la velada, Mark Zarkhin, uno de los dueños, les recomienda probar los “Labios de Marilyn”, grasa batida con chocolate y helado con la forma de la boca de Monroe. Luego, un paseo por el museo, situado en la parte posterior del salón, donde se exhiben otras obras de arte de grasa, como un corazón humano gigante o un alienígena del tamaño de una oveja. ¿Te tienta?
¿Te animarías a comer grasa de cerdo pura?
Mientras en España lloran el cierre definitivo del restaurante más prestigiosos del catalán El Bulli, en Europa del Este hace furor un restó que nada tiene que ver con la cocina molecular: se llama Salo y lo que sirve es, nada más y nada menos que grasa de cerdo pura.
Se trata de un plato típico de Ucrania, que tiene distintas variantes: viene frito, ahumado o crudo, y generalmente se le agrega sal, paprika y vodka. Pero lo más interesante no es el plato emblemático de la casa, al que el restaurante debe su nombre, sino su presentación.
Los chefs tallan meticulosamente la grasa blanca y densa hasta lograr pequeñas esculturas kitch. La más popular es un imponente pene que recrea hasta en el más mínimo detalle el miembro del David de Miguel Angel. Zamparse con cuchara la sugerente delicatessen cuesta unos 27 dólares. Otra favorita es la oreja de Van Gogh, una reproducción anatómica bastante lograda, según afirman los entusiasmados comensales.
Para cerrar la velada, Mark Zarkhin, uno de los dueños, les recomienda probar los “Labios de Marilyn”, grasa batida con chocolate y helado con la forma de la boca de Monroe. Luego, un paseo por el museo, situado en la parte posterior del salón, donde se exhiben otras obras de arte de grasa, como un corazón humano gigante o un alienígena del tamaño de una oveja. ¿Te tienta?
Fuente: MSN
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